ACTUALIDAD

Noticias

Entrevista con Paco Zarzoso, autor y director de “Hilvanando Cielos”

13 Marzo 2013

Paco Zarzoso (Puerto de Sagunto, 1966), dramaturgo, actor y director, firma y dirige “Hilvanando Cielos”, obra que figura en el Cuaderno de Espectáculos Recomendados de la Comisión de Teatro y Circo de La Red que acaba de lanzarse. Junto a las también autoras Lola López y Lluïsa Cunillé, es fundador de la compañía Hongaresa Teatro. Ha estrenado más de 20 obras como autor y dirigido una quincena de especáculos.

Entrevista con Paco Zarzoso, autor y director de “Hilvanando Cielos”

“Hilvanando cielos se estrenó en España el año pasado, pero tengo entendido que ya se había representado antes...
Sí, el texto se estrenó en Buenos Aires, porque forma parte de un proyecto del Teatro San Martín. Encargaron a tres autores/directores extranjeros unos textos para que los dirigieran ellos mismos, y uno de ellos fui yo. El proyecto se llamaba “Autores Directores”. La idea se le ocurrió al director del Teatro San Martín, Alberto Ligaluppi. Yo había estado ya en el Festival Mercosur de Córdoba y había conocido a Ligaluppi. Además, él ya había visto textos míos y montajes en Buenos Aires.


En definitiva, escribí porque me llegó esta invitación y luego fui a Buenos Aires a dirigirlo con actores porteños. La verdad es que funcionó muy bien, estuvo tres meses en cartel. Eso nos animó a Hongaresa Teatro a tratar de llevarlo a escena en España. Pero, como eran cinco actores y nosotros, en la compañía, solemos trabajar con obras de sólo dos o tres actores, resultaba muy difícil financiar la producción. Así que presentemos el texto al CDN, que le gustó y nos apoyó. Así es como pudimos estrenar en España a finales de 2012.


¿Supone un hándicap escribir por encargo?
Estoy acostumbrado a escribir por encargo, sobre todo para mi propia compañía. Lo estamos tanto yo como Lluïsa Cunillé [Paco Zarzosa, Lluïsa Cunillé y Lola López son miembros de Hongaresa Teatro; los tres son dramaturgos], ya que escribimos textos para unos actores determinados, marcándonos unas fechas concretas... En mi caso, también he escrito, por ejemplo, para el Teatre Lliure, lo último fue “Arbust”...


Siempre hemos hablado entre nosotros que el encargo tiene una parte buena, que es obligarte a entregar algo en una fecha o incluso entrar en territorios temáticos en que no se te habría ocurrido adentrarte, o adaptarte a unas condiciones precisas, como componer un texto con un determinado número de personajes... Todo eso ya te ofrece unas claves para sentarte a escribir, ¡además de organizarte el tiempo! Por lo demás, aparte de los requisitos de cada encargo, siempre he disfrutado de libertad creadora. En definitiva, los encargos son interesantes, y además, para un autor, saber que la obra va a ser representada supone una motivación enorme.


Ha comentado que parte de las razones por las que le invitaron a participar en el proyecto del Teatro San Martín es porque el director conocía su obra porque la había leído o había visto alguna de sus representaciones. ¿Las posibilidades dramáticas de una obra se pueden apreciar fácilmente en una simple lectura en papel?
Es muy misterioso. Por eso a mí me interesa mucho dar a conocer las obras con lecturas dramatizadas, que es una buena forma de que se vean las potencialidades del texto antes de montarlo. Nosotros con “Hilvanando cielos” e “Infinito” montamos un ciclo de lecturas dramatizadas para dar a conocer el texto porque es cierto que a veces con una simple lectura no se aprecia en toda su dimensión. A veces ha ocurrido que algunos textos, con la simple lectura, no han arrancado esa intuición de todas las posibilidades de montaje que tenían y , sin embargo, una vez montados, han tenido un gran éxito. En cualquier caso, cuando un texto es realmente bueno, y cuando el lector tiene un olfato dramatúrgico, es capaz de apreciar las capacidades dramáticas de una obra.

Actor, director, autor... ¿Cómo se mueve en todos esos terrenos?
Empecé como actor y escribía poesía. La mezcla de ambas inquietudes me llevó a la dramaturgia. Tal vez por eso mi escritura dramática está muy ligada a la poesía. Luego, la verdad es que el hecho de vivir en el teatro y la pasión por el oficio y tener una compañía teatral, te obliga a hacer un poco de todo. Creo que son bastantes los autores que también son directores, actores que dirigen, autores que interpretan... Creo en cualquier caso que, al ser el teatro un arte colectivo, es muy interesante poder conocer las diferentes partes de este gran oficio.

Cuéntenos cómo surgió la idea original de “Hilvanando cielos”
La idea principal, de partida, es que un meteorito que va a caer en la tierra. Quería partir de una situación límite, y me pregunté, ¿cómo podemos acercar al máximo la mano al fuego? Pensé entonces que la muerte inminente de toda la humanidad dibujaba una situación dramática realmente límite. A continuación medité que, planteando esa catástrofe absoluta, la forma de desarrollarlo era desde el punto de vista de una familia. ¿Qué ocurre, cómo reaccionan los miembros de una familia ante esa gran catástrofe? En realidad, son cinco maneras de enfrentarse a la muerte, pero, sobre todo, a la vida. Porque es una obra que habla de la vida, de cómo nos levantamos por la mañana y vivimos. La muerte es también un catalizador para hablar de la vida.


También tenía muchas ganas de mostrar un momento de cambio, como en el que estamos, un momento en el que reflexionas y llegas a la conclusión de que algo no ha funcionado. Por ejemplo, hay un personaje, el abuelo, que es un viejo actor, que plantea muchas cosas sobre el futuro y habla de cómo hemos descuidado muchas cosas y reconoce que por aquí no se puede seguir, porque esto es un desastre.

¿Va a salir el público con la sensación de haber visto algo muy intenso?
Yo espero que sea intensa. Y la intensidad viene a veces por el lado de la contención de las emociones. Porque aparece la complejidad humana: hay momentos de piedad, de euforia, de contemplación de la belleza... He tratado de que aparezcan las dimensiones de la condición humana. Y aparecen distintas formas de enfrentarse a la vida, desde un punto de vista metafísico, desde el planteamiento del 'carpe diem'... Yo he tratado de que el público pueda ver, encapsulados, algunos conceptos sobre la dimensión humana: posicionamientos éticos, la fugacidad del tiempo, la necesidad de los otros... La relación con el otro es muy importante en toda la obra: hay interacción y con esa interacción se ve cómo necesitamos a los demás... Creo que el teatro es ese gran territorio ético en el que compartir con los otros: compartir el dolor, la alegría, las posibilidades de salir de una situación...

Como administrador también de Hongaresa Teatro, conociendo también las necesidades materiales de superviencia de una compañía, las necesidades de producción... ¿ha escrito en alguna ocasión condicionado por un criterio de ‘viabilidad’?
En la compañía somos tres autores e incluso en ocasiones hemos 'utilizado' Hongaresa Teatro para representar aquellos textos que otros no se atrevían. Condicionado, no. Por supuesto, el deseo último siempre es gustar al mayor número de personas, y ver un teatro lleno creo que es la máxima satisfacción para un autor. Lo que sí pensamos siempre es que podamos trabajar con un equipo estable, no poner en peligro el material humano y la producción que tenemos... Hemos tenido mucho miedo, eso sí, de repetir, porque, por ejemplo, tuvimos mucho éxito con “Umbral”, y pensamos ¿por qué no hacemos otro texto como el de “Umbral”? Y eso sí es peligroso porque en teatro, para que guste una obra, uno tiene que hacerlo con mucha autenticidad.


Sí, por un lado, hay que tener los pies en la tierra y al mismo tiempo crear con libertad porque creo que el público lo que de verdad espera y aprecia es lo auténtico. En definitiva, creo que hay que combinar esa mirada hacia fuera, ese contacto con la realidad y con el público, con la honestidad de escribir sobre lo que uno mismo quiere contar, sobre lo que sientes necesidad de expresar. Y, por encima de todo, la máxima en todo momento es pensar que el público es inteligente. Porque lo es.

¿Con qué repertorio cuenta Hongaresa este año?
Tenemos, además de “Hilvanando cielos”, “Aquel aire infinito”, de Cunillé, con la que hemos estado en Barcelona hace una semana. Es una obra que ganó el Premio de Literatura Dramática, de pequeño formato y con muy buenas críticas. Estuvimos también con esa obra en Buenos Aires. Estamos también ahora con “Salón Primavera” en una sala en Valencia. Es una comedia muy disparatada a modo de metáfora de España, con un humor muy surrealista, y que trata temas muy de actualidad.


Argumento de “Hilvanando cielos”

Frente a la inminencia del fin de la humanidad, se refugian en una casa de campo un viejo actor, su hijo (una estrella de la televisión), la mujer de éste (una arquitecta que prepara los planos de un edificio que jamás se construirá) y Cordelia, la misteriosa hija adolescente de ambos. En una calurosa noche de verano, mientras la familia sufre por la muerte brutal de sus perros guardianes, aparece una enigmática vecina, quien desvela un suceso que desestabilizará aún más a todos. Estos cinco personajes, tan civilizados en ciertas ocasiones como bárbaros en otras, se convertirán durante una hora en los portavoces inconscientes del Apocalipsis de un mundo que pide a gritos un cambio de rumbo.  

Consulta aquí los Cuadernos de Recomendados de la Comisión de Teatro y Circo (Febrero 2013)

 


Compartir