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José Luis García-Pérez: “Soy poco de sentarme a esperar a que me llamen; creo que hay que dar el paso y crear industria”

13 Noviembre 2013

Del feliz encuentro entre Luis Luque (director) y José Luis García-Pérez (productor y actor en este proyecto) ha nacido el montaje de “Diario de un loco”, sobre el texto de Nikolái V. Gógol. García-Pérez defiende en solitario sobre el escenario un monólogo con el que nos quiere conducir plácidamente a través de los entresijos de la locura inducida por los obstáculos que encuentra su personaje, Aksenti Ivanovich, “para ser algo diferente” a lo que una sociedad inmovilista y clasista lo condena.

José Luis García-Pérez: “Soy poco de sentarme a esperar a que me llamen; creo que hay que dar el paso y crear industria”

Las reflexión sobre la propia identidad, sobre la opresión de una sociedad fuertemente jerarquizada y con un discurso incriminatorio que culpa al individuo de las limitaciones y precariedades que ella misma le impone... Hablamos, naturalmente, de... Gógol y la literatura rusa del siglo XIX...  “Diario de un loco” está en las Naves del Matadero hasta el domingo, 17 de noviembre.


Productor y único intérprete... Se ha cargado de una gran responsabilidad, ¿no?


Experiencia como productor tengo, he producido a otro nivel cuando tenía compañía en Sevilla (Digo Digo Teatro), con la que sacamos adelante seis obras. Digamos que es la primera vez que produzco estando, además, yo solo en el escenario. Y que es la primera vez que produzco teatro como García Pérez Producciones.


¿Qué le decidió a dar este paso?
Yo soy poco de sentarme a esperar a que me llaman. Creo que hay que crear industria, los actores somos partes de ella y me siento partícipe y responsable. No entiendo esto de otra forma. Nos hemos ido acomodando y hemos ido creando una industria un poco 'falsa'. Hace años los propios actores eran motores de la creación, no sólo sobre el escenario, sino del hecho teatral en sí mismo. En el montaje de “Diario de un loco” han trabajado 16 personas con su sueldo.


El proyecto nace de la colaboración con Luis Luque. ¿Cómo es ese primer encuentro?
Nos conocimos justo antes de montar esto. Estábamos juntos en “El gran teatro del mundo”, de Carlos Saura, que también se llevó a escena en Matadero. Luis Luque trabajaba con Saura como ayudante de dirección, me gustó mucho su forma de trabajar con los actores y su sensibilidad. Luego vi un montaje suyo en la Casa de la Portera y me enamoró su sensibilidad. Me ofreció hacer “Diario de un loco” y yo, al leer el libro de Gógol, ya en la segunda página me dije “esto es lo que quiero hacer, sin duda”.


Gógol, literatura rusa del XIX... Vamos, la “alegría de vivir”.


Gógol, Pushkin... hacían un análisis muy certero de la sociedad que les tocó vivir y, leyéndolos hoy, el análisis resulta muy actual. De Gógol sólo había visto la versión que hizo Miguel del Arco de “El inspector” con el Centro Dramático Nacional. Después de “Diario de un loco”, me puse a leer todo lo que escribió, que tampoco fue mucho porque murió joven. Y me parece un maestro.

Por qué soy lo que soy o por qué no puedo ser algo diferente a lo que me marcan es un tema muy presente en los escritores rusos de la época, pero también hoy está tan presente o más que en la Rusia del siglo XIX: la sociedad, el clasismo están muy marcados ahora mismo. Solo el hecho de culparnos de vivir “por encima de nuestras posibilidades”... ¡esa misma frase no puede ser más cruel! Y es algo que le pasa al personaje de “Diario de un loco”, una injusticia para el personaje, lo mismo que para cualquier ser humano.


¿Ese mensaje -o esa “actualización” del mensaje- se remarca de algún modo en el montaje de “Diario de un loco”?
El mensaje está presente en la función porque lo está en la historia del personaje. Aksenti es un afilador de plumas que quiere ser más de lo que es en el ministerio en el que trabaja. La versión es muy respetuosa, muy fidedigna con el texto. Ese paralelismo con la actualidad es algo que me planteo en la construcción de mi personaje sobre el escenario.

En la función está solo sobre el escenario, sin transiciones ni otra 'figura' de apoyo... ¿Agotador?
A veces pienso que, más que teatro es triatlón porque me pego un tute... Curiosamente los últimos montajes en los que he trabajado en general han sido con muchos compañeros sobre el escenario. Pero sí que tenía ganas de estar a solas con el público. Sin embargo, en ningún momento estoy 'solo' porque la interrelación con el público empieza desde antes de que arranque la función. Ese es el planteamiento de este montaje: aunque estés en la fila 14, tienes que sentirte cerca de mí, si no, no tiene sentido. Cada persona del público es un compañero del manicomio en el que me encuentro yo, en el que se encuentra Aksenti. En Matadero hemos dispuesto el espacio para propiciar esta interrelación. El concepto estético de nuestra escenógrafa está plenamente integrado en el espacio. Luego, claro está, haremos una adaptación para teatros a la italiana.

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