Charlamos con la la bailaora y coreógrafa Rocío Molina, creadora de “Afectos”, obra que se encuentra dentro del último Cuaderno de Espectáculos Recomendados por nuestra Comisión de Ballet, Danza y Artes del Movimiento.
Texto: Ernesto Vaca-Pereira Sánchez
Rocío Molina (Málaga, 1984), bailaora y coreógrafa, goza de gran reconocimiento dentro del mundo del flamenco y de la danza en general. Ganadora en 2010 del Premio Nacional de Danza, esta joven malagueña montó su primera compañía con tan solo tan 20 años. Hace más de año y medio, Rocío Molina estrenaba junto a Rosario, 'La Tremendita', “Afectos”, un espectáculo que ha sido destacado por nuestra Comisión de Ballet, Danza y Artes en Movimiento, incluyéndolo en su Cuaderno de Recomendados del mes de junio.
Estáis girando “Afectos” desde octubre de 2012, un periodo bastante largo. ¿Cuál ha sido la clave para que este espectáculo funcione tan bien?
La clave es que es un espectáculo muy sincero, bastante auténtico, especial porque somos tres personas [en el montaje también interviene el contrabajista Pablo Martín Caminero] en el escenario que lo damos todo. Es un espectáculo muy pequeño, íntimo, que ha cogido una grandeza artística con el tiempo. Se hace tanto con tan poco, y eso es lo que hemos logrado con “Afectos”.
Siempre has señalado la importancia de la conexión con Rosario, “La Tremendita” ¿Cómo habéis llegado a esa conexión?
Trabajamos mucho la relación que se creaba entre nosotras, contando nuestros miedos, nuestras ilusiones, nuestras ideas. Nos sentábamos en un estudio, una enfrente de la otra, y hablábamos. De ahí, ella me cantaba y yo le bailaba. Eran cosas muy simples, muy sencillas, pero para las que hoy en día parece que no tienes tiempo. Nosotras nos paramos, nos miramos, probamos.
Va todo tan rápido que se nos olvida a veces escuchar. Trabajé mucho sobre las relaciones humanas, de ahí el título. Damos mucha importancia a un gesto, a una mirada, a un abrazo, esas cosas que en la obra se perciben.
¿Qué papel jugó Pablo Martín Caminero en el proceso creativo?
Se incorporó Pablo, el tercer pilar, que ha coloreado todo lo que hemos hecho, le da forma y volumen. La figura de Pablo es imprescindible, te da esa armonía tan importante. Su papel es muy relevante, ya no solo por lo que compone, sino por lo que aporta como persona.
En “Afectos” habláis de emociones, de sentimientos, ¿qué sientes cuándo te subes a un escenario con el público observando tus movimientos?
Es una sensación en la que entro en un territorio que es mío, fuera de leyes, sin ningún tipo de prejuicio, donde puedo hacer lo que quiera. Invito a la gente que conozca ese 'minimundo' mío. Es un espacio de total libertad, y lo que siento es esa libertad de poder expresar lo que me apetece.
Tu baile es muy flamenco, pero también tiene mucho de otros movimientos y géneros, ¿cómo lo definirías y cómo has llegado a perfilar tu estilo?
No sabría definirlo, cada uno dice lo que le apetece. Creo que es personal, te puede gustar más o menos. Otros dicen que es moderno, otros raro; otros, tradicional. A mí no me importa, no tengo ninguna etiqueta. Lo que intento es que mi cuerpo se mueva como quiera, busco nuevos caminos.
En alguna ocasión has hablado de la importancia de tener libertad al subirse a un escenario, de dar más importancia a tus emociones que a la técnica, ¿consideras que esto es un rasgo característico en tu carrera?
Siempre lo digo, a lo largo de mi carrera mis movimientos son una búsqueda de libertad. Es algo muy significativo en mí, es lo que me hace saber qué es lo que quiero. Es una maravilla.
¿Qué diagnóstico haces del momento actual del mundo del flamenco? ¿Hay oportunidades para jóvenes artistas?
El flamenco está cambiando, hay un movimiento innovador, revolucionario, es un momento de crecimiento, de vanguardia. Esto da la oportunidad a todo el mundo de crear sin miedos, sin prejuicios. Quien quiera mantener la tradición, también lo veo bien, ya que es necesario. Lo bueno del flamenco es que puedes hacer lo que quieras. Ahora los jóvenes pueden crear lo que ellos quieran. En esta época de crisis hay que cogerlo como una oportunidad. Creo que es un momento bueno para la creatividad. El inconveniente es que no tengan dónde mostrar sus ideas.
Tu carrera en la danza ha sido precoz en todas sus etapas, ¿te consideras un referente para la gente joven que quiere triunfar?
Veo a niños y niñas de 18 y 19 años que te admiran mucho. A mí me sorprende, ya que no es tanta la diferencia de edad. Me gusta mucho apoyar a estas personas, que no se rindan, que inventen, que bailen donde sea, que escuchen mucho flamenco, que nunca pierdan la ilusión. Si sirvo de referencia, me siento halagada.
En tu caso, cuentas con tu propia compañía, ¿cómo lograste tener una compañía propia con solo 20 años? ¿es más fácil trabajar de esa manera?
Se debe a que empecé muy pronto, con 8 años. Desde ese momento no es solo la ilusión que tenía al subir al escenario, sino el trabajo que he ido poniendo. Trabajando y trabajando he ido creando poco a poco mi grupo. Era lo que me pedía el cuerpo.
¿Has tenido algún referente claro en tu carrera?
Me ha gustado siempre ver de todo, no me ceñía a alguien en particular. He tenido muchos maestros y he aprendido de mucha gente. Cuando tenía 12 años vi a la "Yerbabuena” en el Teatro Lope de Vega de Sevilla y me dejó impresionada. También cuando vi en el Festival de Jerez a Israel Galván, que me hizo reflexionar mucho. Luego también he tenido referentes como Mario Maya, con el que luego tuve la oportunidad de poder trabajar, o Carmen Amaya, la cual siempre me ha embriagado. Son un cúmulo de grandes artistas.
Premio Nacional de Danza 2010, ¿qué supuso para ti este reconocimiento?
Lo primero, una sorpresa porque yo no me lo esperaba. Es un pequeño impulso que si se aprovecha puedes trabajar un poco más. Te da también confianza en lo que estás haciendo. Además, que la gente te conozca un poco más. Para mí fue algo muy grato.
A parte de todo el éxito como bailaroa, también destacas en el campo de la coreografía, ¿qué innovaciones buscas introducir?
Nunca me lo planteo, pero sí es verdad que hago muchas cosas al límite, busco mucho el riesgo. Lo que más me llama la atención es la innovación corporal. Entiendo mi cuerpo como creador de partituras, de sonidos. El flamenco está muy ligado a la percusión, a la parte musical, a la parte rítmica. Entonces siempre intento explicar que mis articulaciones también suenan y las intento trasmitir a través de una serie de movimientos.
Has comentado que siempre te encuentras trabajando en muchos proyectos, ¿hay alguno con el que actualmente estés especialmente ilusionada?
Pues sí, ahora mismo estoy totalmente volcada en mi nueva obra que se llama “Búsqueda de la verdad”. Es un montaje que me está durando un total de dos años. Ya estuve haciendo un estudio y unas improvisaciones para coger material y ahora estoy en pleno montaje creativo. Se estrena en septiembre y la verdad es que estoy muy contenta porque están saliendo cosas muy bonitas.
¿Crees que es más fácil proyectarse en los escenarios internacionales con un espectáculo que tenga alguna reminiscencia de flamenco?
Lo curioso del flamenco es que en lo lugares donde menos te esperas que haya, hay flamenco, existen peñas y hay escuelas que se dedican a la enseñanza. Por ejemplo, Finlandia tiene un conservatorio especializado en flamenco, son cosas que no esperas.
Además, es bien recibido en todos los sitios e incluso con mayor fidelidad que aquí, en España. Quizás también sea por la educación cultural, en países como Francia, Suecia, Rusia o Japón hay mucho respeto por el flamenco. Cada público tiene su propia visión, es curioso.