El programa formativo de la segunda fase del proyecto Ornitorrinco arrancó el pasado miércoles 20 de enero.
Cristina Alonso, codirectora del Teatre L’Artesà (El Prat de Llobregat) y directora del Festival Sâlmon, fue la encargada de abrir el pasado miércoles, 20 de enero, la agenda de actividades diseñada por el proyecto Ornitorrinco para 2021. Su exposición se enmarcaba en los talleres que integran el programa formativo de la segunda fase de esta iniciativa, que ya ha seleccionado a los 11 espacios escénicos y entidades asociadas a La Red que podrán beneficiarse de acciones de acompañamiento y asesoría en el diseño de sus futuros proyectos educativos y de mediación.
Los espacios seleccionados son el Teatro Principal de Vitoria, el Teatro Circo de Murcia, el Circo Price de Madrid, el Teatro del Bosque de Móstoles, el Palacio de Festivales de Cantabria, el Teatro Villa de Molina de Segura (Murcia), la Diputación de Málaga, la Red de Teatros de Navarra, Teatro Alameda de Sevilla, el Teatro Gayarre de Pamplona y el Teatro Fernán Gómez de Madrid.
Las estrategias para fortalecer las propuestas de mediación en el ámbito de las artes en vivo protagonizaron un seminario que puso el foco de atención en la necesidad de elaborar relatos que den “coherencia y valor a los proyectos de mediación y educación expandida” que realizan los teatros. Alonso reivindicó la “lógica de compartir los procesos de creación” rompiendo los clichés y las viejas etiquetas que separan la “alta de la baja cultura” y apeló a la necesidad de “repensar la arquitectura de los espacios de forma flexible”, más sensibles al territorio y al contexto social en el que se sitúan.
“Nuestros proyectos —avanzó al inicio de su intervención— han de responder a la realidad y a la pertenencia de lo que necesitamos cada día y en cada hora. Debemos entender la programación como un punto de partida y no como un lugar conclusivo”. Para la directora del Sâlmon es esencial romper la barrera y el binomio que distingue al creador del público y “acompañar la singularidad y la experimentación desde prácticas no preestablecidas”, en las que pueden tener cabida procesos extensos en el tiempo o acciones breves y acotadas a colectivos específicos.
Como ejemplos de estas estrategias, detalló el trabajo desarrollado por en el Teatre L’Artesà para acompañar las residencias artísticas o impulsar prácticas de gobernanza colectiva. Es el caso de “100 días, 100 paseos”, un programa de visitas guiadas que invitaba a la comunidad local de El Prat de Llobregat a pisar el escenario y traspasar al otro lado de la butaca para conocer el proceso creativo que llevaba a cabo una compañía residente en el centro cultural barcelonés.
Otros de los proyectos que puso como ejemplo fue “Mil metros 2”, una propuesta en clave de arte-educación que interpelaba a la ciudadanía a formular preguntas a su ciudad, o “Camins Vius”, un proyecto dedicado a crear espacios de intercambio y colaboración entre los artistas que trabajan en L’Artesà y varias escuelas del Prat. Con esta iniciativa, sus promotores intentaron hacer del teatro un lugar de encuentro en el que artistas, maestros y alumnos pudieran poner en juego intereses y trabajos comunes para construir puntos de unión en prácticas pedagógicas cada vez más cómplices.
El programa formativo diseñado por el proyecto Ornitorrinco continuará el próximo miércoles 3 de febrero con el módulo "Dar sostenibilidad", en el que participará Carlos Almela (responsable de comunicación de CLAC! Paris y coordinador de la primera gira española del Musée Mobile – MuMo). Actualmente trabaja para la Fundación Daniel y Nina Carasso, en la que ocupa el puesto de responsable del programa Arte ciudadano España. Carlos Almela abordará un de los retos que enfrentan los proyectos de mediación y educación: su sostenibilidad en el tiempo.