La Compañía de Danza-Teatro PsicoArte (ahora enbe danza teatro) nace en Marzo de 1.995 en un pequeño local de Santa Cruz de Tenerife (España) con la intención de conseguir que el arte (especialmente el escénico) se vivenciara y se apreciara, tanto desde el punto de vista del público como desde el de los profesionales de la escena, de la forma más diversa posible.
Pero fue un 15 de Diciembre de 1.995, en la Casa de la Cultura de Santa Cruz de Tenerife, donde la compañía PsicoArte, compuesta, por aquella época, por cinco monitores y 9 personas con discapacidad intelectual, puso en escena su primer espectáculo de danza y teatro de nombre "GENESIS". Este grupo de experimentadores, este grupo de creadores, demostró ante "todos" que las personas con capacidades diversas son capaces de crear, de expresar y de transmitir pensamientos, acciones, sentimientos, sensaciones o, simplemente, el estado de ánimo que presentaban en aquel instante.
Sobre las tablas de aquel escenario se creo un estado de concentración y energía que envolvió a todos los participantes y les sirvió de motor para llegar hasta límites que ellos mismos desconocían y que resultaron ser sumamente gratificantes. Y si para ellos fue toda una sorpresa, para el público asistente fue una total conmoción. Aquello que se produjo sobre aquel escenario, estremeció desde el primero hasta el último de los ocupantes de aquellas butacas. Fue realmente una comunión entre el público y los actores. Un canal imaginario cruzó desde el escenario hasta el patio de butacas y viceversa. Las sensaciones que surgían bajo aquellos focos se precipitaban a raudales a través de ese canal, impactaban al público y éste respondía de la forma que creía oportuno: riendo, llorando, vitoreando, protestando, aplaudiendo o, simplemente, inmóvil, clavado en aquel asiento.
Este grupo de personas actuó de forma tan profesional como cualquiera, de una forma seria y respetuosa para con el público, al cual querían transmitir lo que sentían y lo que eran capaces de hacer.
Allí, bajo los focos, con doscientas miradas observándoles, cámaras, fotos, situaciones totalmente desconocidas y perturbadoras para ellos, los bailarines supieron estar a la altura de las circunstancias, con disciplina, con elegancia, con prestancia, sin mover ni un sólo músculo cuando no había que moverlo y expresando, en la medida de sus posibilidades, cuando había que hacerlo. Ni un sólo ruido, ni una sola voz entre bambalinas, atentos, dispuestos. Actuando como auténticos profesionales. Moviéndose, vistiéndose, maquillándose con rapidez y en silencio.
Sinceramente, Arte en la Diversidad siente orgullo por sus actores y actrices de esta representación de sensaciones.
Ahora, la sociedad y los medios de comunicación canarios ya conocen, respetan, disfrutan y aplauden a una compañía cada vez más conocida, que resalta, no por las características personales de sus componentes, sino por la calidad de su trabajo.
18 años después, vuelve a los escenarios a presentar su décimo espectáculo.
Esperamos que usted también pertenezca a esa parte de la sociedad que ya aprecia, con total tolerancia, la DIVERSIDAD EN EL ARTE.
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